viernes, 4 de marzo de 2011


Yo diría que sí, arriesgaría, lo pasaría bien y no miraría atrás. Pero ella no es así de despreocupada, se intentaría autoconvencer de que todo va bien, y cuando él se canse, no será el que lo pasará mal. Y a demás, a ella puede que le cierre posibilidades con otras personas. No sé, si ella quiere, que lo haga y no le de más vueltas, y si no, pues no. Pero sólo vale una respuesta de sí o no. ¿Tú que dices?
                   ~A

Y ella, sin saber cómo ni por qué, se volvió valiente. Apartó sus miedos, olvidó sus temores y dejó de pensar. Dijo sí, sin ni siquiera saber a qué respondía. Se arriesgó sin saber a qué. Y por una vez, no le importó no pensar en las consecuencias, ni lanzarse de cabeza sabiendo que abajo sólo le esperaba un duro suelo. Esa vez, la batalla la ganó el corazón, que hizo que la cabeza se olvidase de cómo pensar. 
Y al final, sin darse apenas cuenta, comprendió que había hecho lo correcto. Que ya estaba bien de planear cosas y caminar sobre seguro. Que la cuerda floja, tiene su encanto y la vida, está para vivirla, y no consiste en esperar a que las tormentas se alejen, sino en saber bailar bajo ellas. 
Comprendió que nadie podía vivir sus sueños por ella, y que si no se arriesgaba, nunca sabría de qué es capaz. 

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