domingo, 29 de abril de 2012

Verschwinden

Ella nunca había tenido esa necesidad de escribir. O al menos, no de una forma tan imperiosa. Ni a una hora tan inadecuada. Siempre había podido esperar unos minutos más. Y por supuesto, nunca había necesitado guardarse las palabras que salían a borbotones de su mente de esa forma, a la espera de un momento mejor. Pero esa noche, sí que lo sintió.
Además, esa noche sintió más nítidos que nunca los bordes de esas astillas que hacía tiempo que habitaban en algún lugar de su pecho. Y sin quererlo, pero sin hacer tampoco nada por evitarlo, se ahogó en el helado aliento que no recordaba cuando se había instalado en sus pulmones.
Y así fue como él la encontró esa noche, intentando no romperse en pedazos mientras las lágrimas se negaban a acudir a su llamada para liberarla, quedándose atascadas en la garganta, junto a un millón de palabras.
Pero él no pudo verlo, porque tenía la mirada en otras cosas mucho más importantes que una pequeña soñadora que se había deshecho una vez más, y no respondió a la muda llamada de auxilio que gritaban sus ojos, esperando que acudiese a salvarla una vez más, como siempre había hecho antes, sin necesidad de ninguna molesta palabra.
Y fue entonces cuando algo terminó de resquebrajarse, porque aunque esa calidez que siempre tuvo no había desaparecido, esta vez no fue suficiente para desterrar su fría desesperación. Ya nada era igual, y nada encajaba como siempre lo había hecho, por más que ella tratase de mantenerlo a flote y buscar ese hueco en sus abrazos que siempre pareció tener su nombre.
Esa noche, ella comprendió que todo estaba condenado a desaparecer, más temprano que tarde. Pero no fue eso lo que la asustó y la hizo todavía más pequeña. Lo que realmente le dio miedo fue darse cuenta de que no dolía tanto como debería hacerlo. O que ya se había acostumbrado al dolor. Sentir que ese nuevo agujero en su parcheado interior no caló tanto como los anteriores, a pesar de que debería haber dolido mucho más.
Y después de eso, ella ya sólo quería volver a replegarse y esconderse en su pequeño mundo, donde las heridas siguen sangrando casi igual que el primer día, pero no hay nadie que cree falsas cicatrices que se reabren al más mínimo contacto.
Y se prometió que esta vez, no dejaría que nadie la encontrase antes de que quisiera volver. Porque no dejaría que nadie fuese a buscarla ahora. Y fue justo en ese momento cuando la luz de sus ojos se apagó, y cerró la ventana al mundo que tanto daño le había hecho.
~Triss

domingo, 22 de abril de 2012

This time something could change

Es una de esas veces en las que tienes tanto que decir, que no sabes por donde empezar. Y que en realidad da lo mismo, porque sabes que tampoco serías capaz de hacerlo.
Una de esas veces que las palabras se te quedan atascadas en la garganta, junto a un millón de lágrimas, y te preguntas a dónde demonios se fue la confianza que había hace unos meses, cuando podíais decir cualquier cosa sin miedo.
Y entonces te encuentras desperdiciando oportunidades, negando la evidencia. Resignándote a callarte todo lo que te quema por dentro, para no levantar más astillas en algo que cada vez parece estar más a punto de romperse. Dejando que lo silencios formen frías colonias en tus pulmones, robándote el sueño y la sonrisa.
Porque en el fondo, aunque sabes perfectamente que no es así, tienes la esperanza de que si eres lo suficientemente paciente, y eres capaz de aguantar un poco más, todo desaparecerá, será como si nada hubiese pasado nunca, y las cosas volverán a ser sencillas. Volverá a ser sencillo respirar, y no habrá ningún comentario mordaz que corte tus palabras. Volverás a sonreír casi sin darte cuenta, y tus ojos recuperan ese brillo que se apaga con cada rechazo.
Así que decides aferrarte a eso, y vuelves a esconder todo tu orgullo y tus palabras. Y te comportas como deberías hacerlo. Tienes paciencia y respetas los silencios. Y esperas. Sigues esperando, el tiempo que haga falta. Porque las situaciones cada vez se parecen más a lo que ya conoces, y sabes dónde acabará esta historia, pero te niegas a aceptarlo.
Porque nada puede quitarte la esperanza de que esta vez sea diferente.
~Triss