domingo, 9 de diciembre de 2012

When I said forever, I know that I meant forever

Hace tres años, en unas sucias colchonetas amarillas amontonadas en la esquina de un gimnasio, decidiste confiar en una completa desconocida, contarle tus preocupaciones, aceptarla en tu vida, y dejar que intentase solucionar tus problemas.
Hace tres años, yo decidí escucharte, contestar al teléfono a cualquier hora y abrirte la puerta de mi casa en cualquier momento. Decidí hacer míos tus problemas, comprometerme contigo, y ayudarte siempre que estuviese en mi mano.
Hace tres años te hice la mayor promesa de mi vida, y te dije que 'siempre significa siempre', y que yo siempre estaría ahí.
Hoy, muchos gritos, silencios, preocupaciones, enfados y gilipolleces después, sigo aquí. Sigo estando presente, para cuando tú decidas volver, si es que lo decides algún día. Sigo escribiendo para ti, por muchas veces que haya dicho que dejaría de hacerlo. Sigo buscándote, casi inconscientemente, cada vez que existe la más mínima posibilidad de encontrarme contigo, aunque sé perfectamente que no seré capaz de quedarme frente a ti sin bajar la mirada.
Y yo ahora me odio, por estar haciendo esto, justo hoy, y por no ser capaz de recordar tu olor, o cómo se sentía cada uno de tus abrazos, pero sin poder olvidar tu sonrisa, tus letras y tus palabras.
Me odio por haber intentado no saber de ti, pero seguir temblando cada vez que apareces de repente en mi mundo, ese que parece estar tan lejos del tuyo.
Pero a ti... a ti no soy capaz de odiarte, porque nunca podría odiar a ese amigo que me hizo los mejores regalos de cumpleaños, y que hizo que mi navidad fuese un poco menos triste con una sola canción.
No puedo odiar a ese amigo que me hizo ser lo suficientemente valiente para llegar a quien soy ahora.
~Triss

domingo, 28 de octubre de 2012

The end

El mismo escenario, la misma obra. Distintos personajes. El mismo odioso sentimiento de siempre. Sentir que te pierdo, y que contigo se ha ido una parte de mí. Sentir que cada vez quedan menos trozos en mi interior, que he repartido demasiado de lo que soy; tanto que ya casi no queda nada de lo que un día conociste.
Y otra vez, un cambio de escena. Se cierra el telón y se abre de nuevo. Segundo acto. Y ahora todo es distinto, pero a la vez es más lo mismo que nunca. Pero tú ya no eres tú, y yo dejé de ser yo hace tanto que de nosotros tan solo queda un tenue recuerdo.
Cambiamos el decorado, otra vez. Volvemos al principio. Volvemos a no saber a dónde ir. Vuelvo a no saber qué decir.
Vuelvo a escribir, por más que odie hacerlo así. Pero esta obra necesita un final, y parece que ya no queda tiempo para otro cambio de papeles.
Vuelvo a perderte, vuelvo a perderme. Pero esta vez sé dónde encontrarme. O más bien, dónde no quiero encontrarme.
Los diálogos nunca estuvieron tan vacíos como ahora, las palabras nunca tuvieron tan poco sentido. A mis emociones nunca les costó tanto dejarse resbalar entre las teclas. A mí nunca me dolió tampoco cambiar de camino.
Tercer acto; el último. Mis manos tiemblan como nunca, o como siempre, según por dónde lo quieras mirar; mis latidos retumban en algún lugar de mi cabeza, pero me niego a escucharlos. No hay ninguna voz apuntándome para que no olvide volver a buscarte de nuevo. Esta vez no me tiembla la voz al terminar mis frases.
Se cierra el telón, sin dejar ni una rendija. La actuación ha terminado. Última sesión. Se acabó el espectáculo. Pero esta vez, te has quedado fuera del reparto. No hay más audiciones.

~Triss

martes, 25 de septiembre de 2012

Won't let you go


El duelo acompaña a toda pérdida, por insignificante que esta pueda parecernos. Es un proceso psicológico tan necesario como inevitable.
El duelo nos ayuda a afrontar la pérdida. A recuperarnos de ella. A aceptar el adiós que nos hemos visto obligados, o que hemos decidido, pronunciar.
Se dice que un duelo tarda al menos un año en resolverse. Que es tras trescientos sesenta y cinco días cuando se completa el ciclo de vivencias, y de ausencias, que nos hace reafirmarnos en el cambio que se ha producido, y que no tiene vuelta atrás posible.
Un año, y el recuerdo de quien ya no está debería dejar de acosarte en los momentos más inesperados.
Pero claro, eso sucede cuando has sido capaz de decir adiós. Cuando te has despedido. Y ese no es mi caso.
Yo nunca he sabido despedirme como debería de las personas que quiero. Y precisamente por eso siempre he odiado tantísimo las despedidas.
El caso es que mi año ha pasado, pero yo sigo exactamente igual que al principio. Rasgando el papel para evitar que las lágrimas y tu recuerdo me rasguen a mí. Recordando lo que un día prometí, lo que nos prometimos, todo lo que creímos posible.
Tratando de aceptar de una maldita vez que nos perdimos. Que me fallaste. Que yo te fallé a ti más que nadie. Que no supe entender que tal vez tus voces no eran hostilidad, que quizá sólo estabas pidiendo que me quedase, que no te dejase caer, a base de silencios y gritos, y con esa forma de hacer las cosas tan tuya.
Esa forma de hacer las cosas que yo creí comprender cuando te prometí que siempre estaría ahí, que siempre podrías contar conmigo en una noche de insomnio, o en uno de esos momentos en los que estás tan perdido que no puedes reconocerte ni a ti mismo.
Y aún hoy, un año y muchos 'adioses' después, sigo aquí. Escribiendo para ti, aunque sé que ni vas a leerlo, ni te interesan mis palabras. Sigo aquí para decirte, una vez más, que podrías encontrarme si quisieras porque, como siempre, sigo aquí, en las sombras. Preocupada por ti, y sonriendo con tu felicidad, como siempre he hecho, aunque yo ya no forme parte de ella.
Pero aunque mi pérdida aun no se haya resuelto del todo, ya he empezado a aceptar que hay deseos que nunca se cumplen -y que a veces es mejor que no lo hagan-, y que hacer que el tiempo corra hacia atrás y me devuelva todo lo que se ha llevado lejos de mí es uno de ellos.

sábado, 7 de julio de 2012

Together, at last.

Es una de esas veces que te das cuenta de que estás exactamente donde quieres estar. A pesar de todo lo que has tenido que sacrificar, a pesar de que sabes que nadie nunca llegará a entender tus motivos, que nadie apostará nunca por vosotros, que siempre habrá alguien ahí para tratar de estropearlo, para intentar que salga mal una vez más.
Pero es en ese momento cuando te sonríe y te susurra que te quiere, y entonces ya no importa nada más. Porque por mucho miedo que sientas a veces, y muchas dudas que te apresen y traten de mantenerte atada al pasado, a ese pasado en el que nada podía salir bien, esta vez hay algo que te dice que en esta ocasión nada va a fallar.
Y si no, siempre puedes perderte en su mirada y transportarte a ese mundo donde nadie más puede entrar, donde sólo existís vosotros dos.
~Triss

sábado, 19 de mayo de 2012

Escógeme, quédate conmigo, quiéreme.



"Te mentí, no estoy al margen de esta relación, estoy aquí, y creo que es humillante, porque estoy suplicándote. Tu elección;es simple, ella o yo, ella es una gran mujer, pero Derek, te quiero, y te quiero de tal modo que finjo que me gusta tu música, dejo que te comas el último trozo de tarta y no me importa que veas los deportes en la televisión, por todo lo que debería odiarte, te quiero. Escógeme, quédate conmigo, quiéreme. "

~Meredith, Anatomía de Grey 

domingo, 29 de abril de 2012

Verschwinden

Ella nunca había tenido esa necesidad de escribir. O al menos, no de una forma tan imperiosa. Ni a una hora tan inadecuada. Siempre había podido esperar unos minutos más. Y por supuesto, nunca había necesitado guardarse las palabras que salían a borbotones de su mente de esa forma, a la espera de un momento mejor. Pero esa noche, sí que lo sintió.
Además, esa noche sintió más nítidos que nunca los bordes de esas astillas que hacía tiempo que habitaban en algún lugar de su pecho. Y sin quererlo, pero sin hacer tampoco nada por evitarlo, se ahogó en el helado aliento que no recordaba cuando se había instalado en sus pulmones.
Y así fue como él la encontró esa noche, intentando no romperse en pedazos mientras las lágrimas se negaban a acudir a su llamada para liberarla, quedándose atascadas en la garganta, junto a un millón de palabras.
Pero él no pudo verlo, porque tenía la mirada en otras cosas mucho más importantes que una pequeña soñadora que se había deshecho una vez más, y no respondió a la muda llamada de auxilio que gritaban sus ojos, esperando que acudiese a salvarla una vez más, como siempre había hecho antes, sin necesidad de ninguna molesta palabra.
Y fue entonces cuando algo terminó de resquebrajarse, porque aunque esa calidez que siempre tuvo no había desaparecido, esta vez no fue suficiente para desterrar su fría desesperación. Ya nada era igual, y nada encajaba como siempre lo había hecho, por más que ella tratase de mantenerlo a flote y buscar ese hueco en sus abrazos que siempre pareció tener su nombre.
Esa noche, ella comprendió que todo estaba condenado a desaparecer, más temprano que tarde. Pero no fue eso lo que la asustó y la hizo todavía más pequeña. Lo que realmente le dio miedo fue darse cuenta de que no dolía tanto como debería hacerlo. O que ya se había acostumbrado al dolor. Sentir que ese nuevo agujero en su parcheado interior no caló tanto como los anteriores, a pesar de que debería haber dolido mucho más.
Y después de eso, ella ya sólo quería volver a replegarse y esconderse en su pequeño mundo, donde las heridas siguen sangrando casi igual que el primer día, pero no hay nadie que cree falsas cicatrices que se reabren al más mínimo contacto.
Y se prometió que esta vez, no dejaría que nadie la encontrase antes de que quisiera volver. Porque no dejaría que nadie fuese a buscarla ahora. Y fue justo en ese momento cuando la luz de sus ojos se apagó, y cerró la ventana al mundo que tanto daño le había hecho.
~Triss

domingo, 22 de abril de 2012

This time something could change

Es una de esas veces en las que tienes tanto que decir, que no sabes por donde empezar. Y que en realidad da lo mismo, porque sabes que tampoco serías capaz de hacerlo.
Una de esas veces que las palabras se te quedan atascadas en la garganta, junto a un millón de lágrimas, y te preguntas a dónde demonios se fue la confianza que había hace unos meses, cuando podíais decir cualquier cosa sin miedo.
Y entonces te encuentras desperdiciando oportunidades, negando la evidencia. Resignándote a callarte todo lo que te quema por dentro, para no levantar más astillas en algo que cada vez parece estar más a punto de romperse. Dejando que lo silencios formen frías colonias en tus pulmones, robándote el sueño y la sonrisa.
Porque en el fondo, aunque sabes perfectamente que no es así, tienes la esperanza de que si eres lo suficientemente paciente, y eres capaz de aguantar un poco más, todo desaparecerá, será como si nada hubiese pasado nunca, y las cosas volverán a ser sencillas. Volverá a ser sencillo respirar, y no habrá ningún comentario mordaz que corte tus palabras. Volverás a sonreír casi sin darte cuenta, y tus ojos recuperan ese brillo que se apaga con cada rechazo.
Así que decides aferrarte a eso, y vuelves a esconder todo tu orgullo y tus palabras. Y te comportas como deberías hacerlo. Tienes paciencia y respetas los silencios. Y esperas. Sigues esperando, el tiempo que haga falta. Porque las situaciones cada vez se parecen más a lo que ya conoces, y sabes dónde acabará esta historia, pero te niegas a aceptarlo.
Porque nada puede quitarte la esperanza de que esta vez sea diferente.
~Triss

sábado, 31 de marzo de 2012

Eterno Retorno

Nietzsche defendía la idea de un tiempo circular. Afirmaba que, tarde o temprano, las épocas se repiten, que siempre volvemos al principio. Mi profesor de psicología considera que es algo innato en el ser humano tropezar una y otra vez con la misma piedra. Que estamos programados para volver a tomar las mismas decisiones una y otra vez, pese a conocer de antemano dónde vamos a terminar. Y que es inevitable, que no importa cuanto intentemos cambiar, porque no lo conseguiremos, que son nuestras primeras experiencias las que definen todas las que vendrán después.
Por mi parte, yo no sé muy bien qué debo pensar, o qué teoría creer. Lo que sí sé a ciencia cierta es que aceptar que algo superior a nosotros nos determina hace la existencia muy triste. Porque no tiene sentido intentar cambiar algo que nuestros genes definieron antes de que naciese nuestra conciencia. No tiene sentido intentar cambiar aquello que nos hizo tropezar, si en cualquier caso, nuestro inconsciente nos va a llevar al mismo sitio que siempre. Si eso fuese cierto, sería mucho más sensato dejar de esforzarse, conservar nuestra energía y ver cómo la vida pasa a través de nosotros, pero sin llegar a implicarnos nunca. Porque de todas formas, nada va a cambiar.
Pero resulta que las cosas sí que cambian. Y de pronto te das cuenta de que aquello a lo que te aferraste hace un año, ahora ya no es más que un recuerdo que flota en tu mente en algunas ocasiones, de que esos encuentros fortuitos que antes tanto temías, ahora son algo que tan sólo te hace pensar en que las cosas cambian demasiado rápido, y de que esa situación en la que te aterrorizaba encontrarte ahora es algo tan común, que casi se ha convertido en una costumbre.
Vas descubriendo dónde está cada piedra, cómo esquivar cada bache. Comprendes que tropezar una vez es casualidad, hacerlo dos es una putada, pero la tercera vez que tropiezas ya es una decisión. Y tú decides cuando cambiarla.
Tal vez Nietzsche y mi profesor tengan razón, y puede que lo más sensato sea no intentar cambiar lo que ya está escrito, pero tal vez ellos nunca consiguieron quitar ese enorme pedrusco que les impedía avanzar, y en su lugar se quedaron sentados al lado del camino, esperando a que el paso del tiempo acabase por reducirla a polvo.
Y te das cuenta de que hay piedras tan grandes que por más tiempo que pase, no llegan a erosionase. Y entonces, eres tú quien decide si acampas al lado del camino y renuncias a lo que hay detrás, vuelves a tropezar, o, simplemente, echas la piedra a un lado y sigues caminando.

#Triss

martes, 27 de marzo de 2012

Déjalo estar...


Cuando estaba en octavo tuvimos que leer Romeo y Julieta en clase, luego, para subir nota, la profesora nos hizo actuar cada escena. El chico más popular era Romeo y ¿cómo no? El destino decidió que yo fuese Julieta. El resto de las chicas de clase me tenian celos pero, yo me sentía diferente, le dije a la profesora que Julieta era idiota, para empezar, se enamora del único tío que sabe que no podrá alcanzar y luego culpa al destino por su propia mala elección, la profesora me explicó que cuando aparece el amor, hay veces que el elegir simplemente desaparece por la ventana. A los 13 años, yo lo tenía muy claro, el amor, como la vida, se basa en tomar decisiones y el destino no tenía nada que ver en ello, todo el mundo cree que es tan romántico... Romeo y Julieta, amor verdadero... que triste. Si Julieta era lo suficientemente tonta como para enamorarse del enemigo, beberse una botella de veneno y dormirse en un panteón... Se merecía lo que le ocurriera. Igual Romeo y Julieta estaban destinados a estar juntos, pero solo durante un tiempo y ya pasó. Si hubiesen sabido eso de antemano quizá todo habría ido bien. Le dije a la profesora que cuando creciera tomaría el destino con mis propias manos, no dejaría que un tío me deprimiera, mi profesora me contestó que tendría suerte si alguna vez sintiera ese tipo de pasión con alguien, y que si así era, estaríamos juntos para siempre. Todavía creo que, la mayoría del tiempo, el amor sí funciona con elecciones, se trata de dejar el veneno en la botella y crear tu propio final feliz, la mayoría de las veces. Pero a veces, incluso con las mejores elecciones y las mejores intenciones, el destino sigue ganando.
~Anatomía de Grey

I'm the blame.

Es una respuesta emocional tan compleja, que no serás capaz de explicarte. Una sensación irracional, sentimientos incontrolables. Una parte de ti que no sabías que existía o que nunca llegaste a aceptar del todo. Algo que había permanecido latente hasta que, de pronto y sin ningún motivo racional, sale a la superficie con la fuerza de un huracán.
Un sentimiento que hace que no seas capaz de pensar con claridad. Que echa por tierra todos los ideales que siempre defendiste contra viento y marea. Te hará plantearte quién eres realmente. Cuándo cambiaste, y sobre todo, por qué.
Porque en realidad, por más justificaciones que te empeñes en buscar, por más explicaciones que intentes encontrarle a la situación, al final debes aceptar que no hay culpables más allá de ti mismo.
Y te arrepentirás por todos y cada uno de tus actos, por haber permitido que el instinto aflorase en ellos. Aunque sabes que no tiene sentido y que no hay marcha atrás. Que ya no puedes deshacer lo que hiciste, que hay cosas que no van a arreglarse. Que queramos o no, hay puntos de no retorno.
Y que tampoco sirve de nada esconder la cabeza y tratar de escapar del mundo. Porque tal vez consigas alejarte de la gente y los comentarios, pero nada hará que te libres de tus recuerdos.
Y, en algún momento, hay que afrontar todos los actos que cometimos, porque los problemas no van a desaparecer como los sueños tras el timbre del despertador.
Y la  realidad es que la única forma de acabar con la culpa y los remordimientos, y desterrar a las pesadillas que te acosan cada noche es sacar de una vez los monstruos del armario y enfrentarlos a la realidad.
Y al final, no queda otra que confiar en que el destino y el karma tengan reservado algo bueno para ti esta vez. Aunque en realidad, sabes que no has hecho nada para merecerlo.
~Triss

martes, 6 de marzo de 2012

Zelfrealisatie

Ella sólo quería atreverse a ser valiente. A no bajar la cabeza, a dejar de tener los pies fríos. Acabar con ese miedo que frenaba su curiosidad. Quería abandonarse a las sensaciones, sentir para existir. No pensar, olvidar el mundo. Olvidar el miedo.
Porque ella ya estaba cansada de hacer lo correcto, de sentir lo correcto, y de pensar lo establecido. Estaba cansada de hacer tan solo aquello que los demás esperaban que hiciese.
Quería escapar, de todo. De las expectativas, de la incertidumbre, de las dudas que sabía que la acechaban, esperando a que todo acabase. Amenazando con pinchar esa burbuja de felicidad que se había formado a su alrededor. Esperando a que los recuerdos se convirtiesen en simples fantasmas que marcarían su pasado y, quien sabe, tal vez incluso su futuro.
Porque ella decidió hacer todo lo que quería. Ser todo lo que siempre quiso ser, pero su mundo y su cabeza nunca aceptaron. Esta vez, fue capaz de elegir o, más bien, de no hacerlo. Fue capaz de dejarse llevar, de sentir, de no pensar en lo que vendría después.
Porque se había dado cuenta, después de tanto tiempo, de que da igual lo que escojas, o como acaben las cosas, porque si puedes dormir por las noches, es que hiciste lo correcto. Y ella nunca había dormido tan bien como lo hacía entonces.
~Triss

jueves, 1 de marzo de 2012

La pirámide de Maslow

En el instituto, en cuarto curso, nos explicaron la teoria de un sociólogo, un tal Maslow, que decía que todos buscamos las mismas cosas en la vida, él lo llamo la jerarquía de las necesidades humanas.
Lo primero que buscamos es la supervivencia, la salud que nos permita seguir viviendo. Lo segundo es la seguridad, sentirnos protegidos, a salvo en nuestra casa. Despues esta el amor. Según Maslow, nadie puede vivir sin tener amor o sin buscarlo. La cuarta es el respeto, que los demas valoren lo que hacemos, nuestras decisiones, aunque nos equivoquemos. Le sigue la necesidad de entender, de conseguir explicar porque la gente toma decisiones que nos duelen.
La penúltima necesidad humana es la estética o espiritual, sentirnos parte de algo especial y único, el plan perfecto de nuestras vidas. Y la ultima, la autorealización, intentar encontrar nuestra auténtica naturaleza, lo que somos.
Hace cuatro semanas, dos dias y diecisiete horas que Lucas se marcho a Carolina para convertirse en agente del CNI. Maslow diría que esta llevando a cabo la séptima de las necesidades humanas, pero Maslow no tiene ni idea de lo que es despertarse abrazada a Lucas, asi que se puede meter su teoria por donde le quepa,porque lo único que buscamos todos en la vida, lo único, es ver a la persona que queremos cuando abrimos los ojos por la mañana...

#LosHombresDePaco

jueves, 9 de febrero de 2012

Te llamo Kirtash cuando te odio. Te llamo Christian cuando te quiero.

"No estoy celoso si es lo que piensas. No veo por qué tienes que amar a una sola persona, si en tu corazón hay espacio para dos. No me perteneces. Tan sólo me pertenece lo que sientes por mí. Pero tú puedes sentir otras cosas, por otras personas. Los sentimientos son libres, y no siguen normas de ninguna clase"
~Christian, Memorias De Idhún.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Can we stop the world from turning?

"Tuvimos los mejores años de nuestra vida, pero tu y yo no volveremos a ser lo mismo.Septiembre me pilló por sorpresa, y me quedé a ver el tiempo pasar."


No, no volveríamos a ser lo mismo, aunque tú quisieras. Y por fin yo lo he entendido. Aunque como siempre, tú ibas un paso por delante, y me lo dijiste hace tiempo.  Tuvimos nuestro momento, lo disfrutamos, lo aporvechamos todo lo que quisimos o, más bien, todo lo que pudimos, y ahora toca aceptar que se acabó. O me toca aceptarlo a mí, porque fue tu decisión, no la mía.
Y lo he comprendido, lo he asumido, y estoy dispuesta a obligarlo a ser uno más de tantos buenos recuerdos que atesoro. Y, ¿sabes? poco a poco lo estoy consiguiendo. A pequeños pasos, con diminutas victorias, con demasiadas lágrimas atrancadas en algún lugar de mi garganta. Porque hasta con eso te has quedado, con mis emociones, esas de las que tanto me quejaba. Pero en realidad, da igual. Una parte de mi que tal vez haya llegado el momento de dejar atrás. De renacer, de ser otra versión de mí misma. Aunque seguro que nunca seré tan buena como cuando estabas a mi lado, y era tu risa por las mañanas la que me completaba, o tu voz por las noches la que me hacía sonreír antes de dormir. Es hora de ser más fuerte, aunque nunca tanto como cuando me convencías de que podría con todo y con más; Más valiente, pero sin alcanzar el valor que tuve cuando eras tú quien me empujaba en todas mis batallas. Pero en realidad, no importa. Porque todos cambiamos, y quiero pensar que esta vez será a mejor. Aunque eso cueste dejar atrás a una gran parte de mi.
Y esta vez es de verdad. No es una de tantas "últimas entradas" con tu nombre y tu imagen presentes en cada espacio. Es la despedida que hace un mes hice, y que aún no había cerrado del todo. Porque me despedí de ti, pero no fui capaz de hacerlo de mí misma. Y ahora sí, ha llegado el momento.
Superación, el propósito más difícil que nunca he tenido. Y el que más orgullosa me sentiré de cumplir.
~Triss

lunes, 23 de enero de 2012

Bereitschaft

"Esta es sólo otra razón por la que un idiota 
como tú escucharía a una idiota como yo"

Pero yo sé que no vas a escucharme. Porque tú ya has aprendido a sobrevivir, inmerso en tu pequeño mundo de esperanzas y desilusiones, pero yo no sé nadar entre tus desprecios. Porque yo tomé mi decisión, y elegí vivir, emocionarme, y apartar la coraza de la que tú presumes.
Y en realidad no sé quien de los dos es más idiota, si yo por rechazar la seguridad que tu burbuja ofrece, o tú por negarte a ver todo lo que te estás perdiendo en el mundo real.
Pero aquí estamos, más alejados que nunca, por mucho que yo haya intentado acercarme, y aunque corran ríos de tinta tras aquella "última entrada" que te prometí hace meses.
Una promesa, como tantas otras, que no he sido capaz de cumplir, porque, por más que lo intente, soy incapaz de dejar todo lo que siento por ti en standby, aunque sé perfectamente que que eso tan sólo sirve para hundirme un poco más en este arenoso terreno en el que se ha convertido lo que un día fue amistad. Pero donde ya no estoy dispuesta a seguir más tiempo.
Esta idiota acaba de comprender que es hora de cambiar y dejar de luchar. Al menos por esto. Porque en algún momento, no será necesario un botón de stadby para anestesiar mis pensamientos. En algún momento, los plomos se fundirán, y todo dejará de doler.
~Triss

viernes, 20 de enero de 2012

Ellos, siempre.

A veces, el destino te sonríe y pone en tu vida a personas capaces de hacer que todo esté bien con tan sólo una palabra. Personas con tanta luz que pueden desterrar todas tus oscuras sombras con una sonrisa.
Personas con las que las palabras sobran a veces, porque una mirada basta para entenderse. Personas con las que los silencios nunca son momentos incómodos, sino tan sólo muestras de complicidad. Personas con quienes puedes ser tú mismo, y que siempre son capaces de sacar a la luz tu mejor versión.
Te encuentras con personas que transforman las peores situaciones en momentos que siempre recordarás. Personas de las que, por poco tiempo que sea, te duele separarte. Personas que convierten los peores rumores en las mejores bromas, que se convierten en una parte imprescindible de tu vida, y cuya marcha dejaría un hueco imposible de rellenar.
A veces, te encuentras con personas por las que serías capaz de hacer cualquier cosa, sin pensarlo ni un instante, porque una sonrisa suya hace que todo valga la pena.
Personas que cada día te demuestran el significado de la palabra amistad, que te demuestran que todavía vale la pena confiar.
Personas sin las que yo no sería ni la mitad de quien soy ahora, y que me demuestran que siempre, significa siempre.
~Triss

martes, 10 de enero de 2012

Tired


Me cansé. Me cansé de tus aires de Dios, de tu afán por hacer daño. Me cansé de intentar tirar de ti hacia arriba, me cansé de caer a tu lado. Porque me cansé de ser ese tipo de persona que no deja caer a nadie, al menos no sin caer con ellos. Me cansé de ser esa persona contigo.
Me cansé de dar todo lo que tengo, y recibir a cambio la más fría de las indiferencias. Me cansé de ver cómo haces daño a quienes más quiero. A quienes más te quieren. Me cansé de saber que estás, pero siempre en las sombras. Me cansé de todo esto, de hacer el idiota, de ir detrás.

Me cansé de ser tu mascota, me cansé de que sólo vuelvas cuando pienso en irme. Me cansé de temblar con cada palabra que quizá vaya dirigida a mí. Me cansé de todo, de verdad. Me cansé de que las cosas sucedan por inercia. Me cansé de que digas que lo seintes, pero nunca lo demuestres.
Me cansé de echarte de menos, y eso va a cambiarlo todo. Porque resulta que también me cansé de pelear.
~Triss

martes, 3 de enero de 2012

Overcome

Y es entonces cuando ocurre, cuando asumes de verdad que se ha acabado, que el único camino que queda ahora es hacia delante. Y en realidad es todo lo que quieres hacer, seguir adelante, continuar, avanzar. Crear tu camino.
Y te das cuenta de todo el tiempo que estuviste esperando algo que no volverá, porque ya ha seguido su propio camino, tan distinto y alejado del tuyo.
Y duele, por supuesto que duele. Duele ver como una parte de ti se va, y aceptar que, aunque decida volver, nunca será lo mismo.
Y es entonces cuando, al fin, eres capaz de llorar. Cuando la esperanza deja de retener todos esos sentimientos que ahora resbalan por tus mejillas sin que puedas ni quieras hacer nada para evitarlo. Porque sabes que es lo que necesitabas, llegar al fondo, para poder impulsarte con más fuerza. Sabes que después de esto, serás más fuerte, más grande, más tú.
Porque es lo que quieres, y lo que lucharás por conseguir. Dejar atrás todo ese pasado que te frena cada vez que intentas caminar. Superarlo, por fin, porque ya no queda nada de lo aquello por lo que lloraste. Porque los dramas y los motivos ya dan igual, y por una vez, lo único que importa eres tú.
Aunque claro, nadie va a ser capaz de borrar tus recuerdos.
~Triss