Ahora mismo, desearía que el viento que siento aullar fuera se llevase con él mis lágrimas, mis recuerdos y el incesante sonido de tu voz que me asalta en los momentos más inesperados... y también en los más inoportunos.
Porque yo ya no puedo pensar en futuro, mi futuro no importa si no es a tu lado. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Sobrevivir, simplemente. Desear que se haga de día para poder verte, aunque sea de lejos, durante un instante. Porque el hueco que dejaste en mi interior, no puede rellenarse más que contigo. Tiene tu forma y tu nombre. Y no hay nadie más que encaje ahí.
Y odio esta situación. Odio tener que mentirme a mí misma y a los demás... y, más aún, odio dejar que tú te creas esas mentiras. Que pienses que no te quiero, que te odio, y que al final, he aprendido a vivir sin ti y a no añorar todas esas manías de las que yo me quejaba, pero ahora daría lo que fuese por recuperar.
Porque te hecho de menos, sí, a ti, que me has hundido una vez tras otra, que me has hecho más daño que nadie, que has hecho que derrame las lágrimas que juré no llorar nunca. A ti, te echo de menos.
Y esta noche, volveré a soñar despierta con tus besos y tus palabras. Recordaré una vez más tus caricias en mi espalda, tu mirada fija en mí, y todas las palabras que quiero volver a escuchar. Soñaré despierta contigo, y volveré a desear que amanezca, para que podamos volver a cruzarnos por un pasillo, al menos un instante.
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